lunes, 29 de abril de 2013

Museo de los Orígenes

El Museo de los Orígenes (Antiguo Museo de San Isidro) ocupa el solar del palacio de los condes de Paredes; ha recibido diferentes denominaciones de acuerdo con sus sucesivos propietarios, aunque se le conoce popularmente como Casa de San Isidro porque según la tradición fue la casa de los Vargas, amos de San Isidro, y en ésta vivió y murió el santo.
 

Fachada principal
El edificio fue construido durante la primera mitad del siglo XVI por la familia de los Lujanes, cuyo escudo puede aún verse en los capiteles del patio. Con el traslado de la corte a Madrid fue destinado a alojar al Nuncio hasta mediados del siglo XVII, por ser uno de los palacios más importantes de la Villa. Desde esta fecha hasta mediados del siglo XIX sus propietarios fueron los condes de Paredes, siendo esta etapa la más activa y relevante en cuanto a la edificación de la capilla dedicada al Santo y sus posteriores reformas. Tras un largo periodo de decadencia y deterioro, el conjunto fue demolido en 1974, y reconstruido, previa excavación arqueológica.

Pozo del "Milagro"

En el nuevo edificio, dotado de las infraestructuras necesarias para acoger los servicios del Museo, han quedado integrados todos los elementos originales conservados: la Capilla de los siglos XVII y XVIII, el Pozo del Milagro y el patio renacentista del siglo XVI.
Los fondos del Museo se componen de importantes piezas de la arqueología madrileña e historia de la ciudad hasta el traslado de la Corte en 1561, por decisión de Felipe II.


Jardín Interior, detrás la Iglesia de San Andrés




Destacan en el conjunto las valiosas colecciones procedentes del desaparecido Instituto Arqueológico y del Museo Municipal, que resumen más de cien años de arqueología madrileña.





viernes, 26 de abril de 2013

La Iglesia de San Andrés

La iglesia parroquial de San Andrés se termina a finales del siglo XV. A ella se adosaron la Capilla del Obispo de Plasencia en el siglo XVI , que vimos en la anterior entrada y la capilla funeraria de San Isidro en el XVII, cuyo venerado cuerpo incorrupto le será arrebatado á la Capilla del Obispo.
Poco después de la canonización de San Isidro, en 1622, el Ayuntamiento acordó levantar una capilla que acogiera sus restos. En 1629 se encargó un primer proyecto al maestro mayor, Juan Gómez de Mora, uno de los participantes en la construcción de la Plaza Mayor, como recordareis, que concibió la capilla como un edificio independiente, con gran lujo y riqueza ornamental que no llegó a construirse. En 1642 se convocó un concurso para la construcción definitiva, que ganó Pedro de la Torre. Este último arquitecto proyectó una capilla con tres cuerpos aneja y con mayores proporciones que la iglesia de San Andrés. Las obras comenzaron en 1643, pero quedaron interrumpidas siete años más tarde. A partir de 1657 el encargado de continuar los trabajos fue José de Villarreal, que modificó las trazas primitivas respetando la idea inicial. La planta de la primitiva Capilla de San Isidro estaba resuelta con una sucesión de tres espacios cuadrados en disposición perpendicular a la iglesia. Hoy está totalmente modificada después del incendio sufrido por el conjunto en 1939, por el que desapareció la antigua Iglesia de San Andrés.


Planta de Distribución

Vista desde la Plaza de San Andrés
Posteriormente se remodeló el espacio interior para adaptarlo al uso de parroquia y se construyó la sacristía y el despacho parroquial en el solar de la iglesia. Sólo se salvó la estructura exterior de la Capilla, con unas fachadas donde se alterna el ladrillo visto de los paramentos con la piedra de las portadas y destacan las pilastras adosadas en las esquinas y la gran cúpula encamonada que corona el espacio principal.




Vista desde la Calle de los Mancebos

En el incendio desapareció toda la riqueza del interior barroco. Después de la Guerra Civil se inició la restauración de la cúpula, se tapió el espacio principal, que hoy conocemos como Capilla de San Isidro y se adaptó el resto. Fue abierta al culto en 1966. Finalmente, el arquitecto Javier Vellés, en colaboración con María Casariego y Fabriciano Posada, realizó una reconstrucción del interior, utilizando los pocos fragmentos conservados y algunas fotografías anteriores al incendio de 1936.
Por esta intervención recibió el premio de Restauración del Ayuntamiento en 1990 y el premio Europa Nostra en 1991.


jueves, 25 de abril de 2013

La Capilla del Obispo

Su nombre oficial es Capilla de santa María y san Juan Letrán, edificio religioso del siglo XVI, que se encuentra también en la Plaza de la Paja.
 



Fachada principal
 
Pertenece a una época de transición entre el gótico, en Madrid aunque tardío se pueden ver algunos ejemplos,estilo que se aprecia en su planta y trazado, y el arte renacentista, visible en su fachada sur y en su decoración interior. Está declarada Monumento Nacional desde el año 1931.

Es uno de los edificios que forman  del complejo parroquial de san Andrés, junto a la Iglesia de San Andrés, de planta gótica, y la Capilla de san Isidro, de estilo barroco.
 
El conjunto monumental ocupa totalmente una manzana, delimitada por la plazas de los Carros y de san Andrés (al sur), la Costanilla de San Pedro(al este), la Costanilla de san Andrés (al oeste) y la Plaza de la Paja (al norte). El acceso a la Capilla del Obispo se realiza desde esta última plaza.



La Capilla se levantó entre los años 1520 y 1535, sobre los cimientos de una antigua capilla, que bien pudo haber sido mandada construir por el rey Alfonso VIII, con la intención de albergar los restos de San Isidro. La idea surgió de Francisco de Vargas, ya que el santo había trabajado para su familia durante el siglo XII, y si había que quedarse con una reliquia que mejor que con el cuerpo entero de un santo.
 
Sin embargo, el impulso definitivo se lo dio su hijo, Gutierre de Vargas Carvajal, obispo de Plasencia (Cáceres) entre 1524 y 1559, a quien se debe la fundación de la capilla y su suntuosa decoración interior. En su honor, la construcción empezó a ser conocida como Capilla del Obispo, abandonándose, a nivel popular, el nombre oficial de Capilla de santa María y san Juan Letrán.
El cuerpo de san Isidro permaneció en el edificio hasta 1544, año en el que el párroco de la Iglesia de san Andrés consiguió, después de numerosos pleitos, trasladarlo a su parroquia, donde estuvo depositado hasta el siglo XIX.
El ábside visto desde el Museo de los Orígenes
 Los Vargas decidieron entonces convertir la capilla en su  
panteón familiar. En 1547, Gutierre de Vargas Carvajal encargó al escultor Francisco Giralte la realización del retablo que preside el ábside y de los dos sepulcros situados a ambos lados del presbiterio, donde reposan sus restos y los de sus padres, Francisco de Vargas e Inés de Carvajal. Los trabajos de decoración concluyeron hacia 1550.

Detalle del retablo


El acceso a la capilla se realiza a partir de un pequeño claustro, formado por arcos de medio punto, cuyo aspecto actual corresponde a la reforma emprendida en el siglo XVIII.
 

La puerta interior, encargada en el año 1544, se atribuye a Cristóbal Robles y a Francisco de Villalpando. Está hecha en madera de nogal y decorada con diferentes relieves, donde se representan escenas bíblicas, principalmente del Antiguo Testamento. Está considerada como una obra maestra del escultura renacentista española.


El sepulcro del señor Obispo
La decoración de la nave es de estilo plateresco. Sus elementos más sobresalientes son el retablo mayor, que preside el conjunto desde el ábside, y los sepulcros de alabastro de Gutierre de Vargas y Carvajal y de sus padres, Francisco de Vargas e Inés Carvajal, emplazados a ambos lados del presbiterio. Son obra de Francisco Giralte, quien tardó cuatro años en su ejecución (1547-1550).
Otro de los elementos destacados del interior es el coro alto, cubierto con artesonado.

lunes, 22 de abril de 2013

La Familia Vargas

Don Juan o Iván de Vargas fue el iniciador de uno de los  linajes más antiguos de la Villa. ¿Sus méritos? En 1083 participó junto a Alfonso VI de León y de Castilla en la conquista de Madrid, cosa que el rey supo agradecerle cediéndole importantes posesiones entre las que se contaba el Cazadero Real de la Casa de Campo, donde se construyeron uno de sus Palacios.


El Palacio, desaparecido durante la Guerra Civil.

Ya metido en su papel de rico hacendado tuvo la fortuna de contar entre sus sirvientes con un Santo, nada menos que a San Isidro Labrador,más tarde convertido en el patrón de Madrid, si bien es cierto que de labrador nada de nada, le hacían el trabajo unos ángeles mientras que el sesteaba a la sombra de un árbol.
En otra entrada os hablaré de la casa donde habitaban, un sitio magnífico convertido ahora en el Museo de los Orígenes de Madrid.



Palacio de los Vargas desde la Capilla del Obispo. Actualmente es un colégio público.


El hijo de éste Iván de Vargas, Pedro Ibañez de Vargas, ayudó dos años después al mismo Rey, Alfonso VI, en la toma de Toledo, como había caído Madrid, que era un punto defensivo adelantado de la Ciudad Imperial, no tuvieron más que aprovechar la inercia guerrera y atacarla. Y como el Rey seguía siendo igual de generoso, en este caso cedió a Pedro Ibañez de Vargas el señorío de una localidad situada en la comarca de la Sagra Toledana y a diez kilómetros al norte de Toledo. Me refiero a Bargas, no sé si se encaprichó de la localidad por la similitud de los nombres o porque así le pareció al rey castellano-leonés.
Otros descendientes del primer Vargas, Ivan, fueron bisnieto Pedro Fernández de Vargas que intervino en las Navas de Tolosa en 1212, sus tataranietos Garci Pérez de Vargas que luchó y venció al Rey de los Gazules y su hermano Diego Pérez de Vargas que en la Batalla de Jerez luchó con una rama de olivo después de romper su lanza y su espada a fuerza de mandobles. 



viernes, 19 de abril de 2013

Plaza de la Paja

La Plaza fue el alma de Madrid en la Edad Media. Durante los siglos XIII y XIV se convirtió en el punto comercial de la ciudad y  lugar de mercado. Sus días de centro neurálgico llegaron a su fin en el del siglo XV, cuando el rey Juan II de Castilla ordenó construir la Plaza del Arrabal, pese al nombre estaba en donde está la ahora céntrica Plaza Mayor, a la que se desplazó la actividad comercial de la villa.
 
A pesar de todo continuó siendo un lugar de cierta importancia teniendo en cuenta que era el sitio elegido como residencia de las principales familias nobiliarias de Madrid.
 
La Plaza desde abajo
 En la Plaza estaban edificados diferentes palacios, como las casas palaciegas de los Lasso de Castilla y, de los marqueses de la Romana y de la influyente familia de los Vargas, de los cuales sólo se conserva el Palacio de ésta última familia, vinculada al patriciado urbano desde la conquista cristiana de la ciudad.





 
Desde el punto de vista religioso el lugar también tuvo una gran importancia . En la plaza se llevaba a cabo una costumbre católica, que da origen a su nombre, y que fue instaurada en el siglo XVI una vez edificada la Capilla del Obispo en la cara sur del recinto. Los vecinos madrileños estaban obligados a entregar paja a los capellanes y al cabildo de la citada capilla, con la que estos alimentaban a sus mulas.

A la izquierda la Capilla del Obispo
 
En el siglo XIX, los propietarios de los antiguos palacios cedieron sus solares, de ahí su pérdida, para la construcción de viviendas destinadas a las clases más desfavorecidas, con las que obtenían rentas por alquiler.

La Plaza es un recinto de forma irregular con una pronuciada pendiente que era provocada por el barranco del desaparecido arroyo de San Pedro, actualmente el único caudal que pasa es el de coches y autobuses de la calle Segovia.

El Palacio de los Vargas y la Capilla del Obispo

 
Ya vimos que la Plaza alberga el Jardín del Palacio del Príncipe de Anglona, pero además está el Palacio del mismo nombre, más arriba el Palacio de los Vargas, la Capilla del Obispo a cuya espalda se erige la Iglesia de San Andrés, el desaparecido Palacio de los Lasso de Castilla, lugar donde se hospedaban los Reyes Católicos cuando venían a Madrid, y por último aunque no exactamente dentro de la plaza, el Colegio de San Ildefonso, el más antiguo de Madrid, data de 1543 y acogía a los niños huérfanos. Ahora famoso por ser de allí los niños que cantan los números de la lotería.

 

martes, 16 de abril de 2013

El Jardín del Príncipe de Anglona

El jardín estuvo en su día unido al llamado Palacio del Príncipe de Anglona, uno de los numerosos propietarios que tuvo el lugar desde el siglo XVI, cuando se ocupó el solar por un grupo de casas pertenecientes a los Vargas.
El jardín hacía las veces de lugar de recreo y esparcimiento del Palacio, de ahí que tuviese acceso privado desde el mismo. Las primeras trazas conocidas del jardín se remontan a 1761 y se atribuyen a Nicolás Chalmandrier.


Planta actual del Jardín


Fuente de Taza Baja

Su morfología debió ser neo-clásica, con un trazado geométrico y regular basado en ejes que partían de la residencia vecina. Constituye una muestra excepcional de jardín nobiliario del siglo XVIII. En 1920, sus dueños en aquel momento, los Marqueses de la Romana, encargaron su reforma y transformación a Javier de Winthuysen. A él se debe en mayor medida su aspecto actual, de aire más romántico y ciertas reminiscencias hispanomulsumanas, como esta fuente de taza baja que recuerda a ejemplos similares de la Alhambra o el Generalife.
Con el paso del tiempo el conjunto sufrió abandono, hasta que en 1990, el Ayuntamiento de Madrid, ya propietario del jardín, encargó su restauración a la paisajista italiana afincada en Madrid, Lucía Serredi. Tras su restauración fue abierto al público en 2002.
Fuente de Taza elevada
El espacio ajardinado terraplenado del jardín ocupa una superficie plana aproximada de 500 m2 y salva el fuerte desnivel existente entre la Plaza de la Paja, desde donde se accede, y la calle de Segovia, a una cota inferior. Altos muros ocultan al exterior el apacible y umbroso ambiente interior. Queda dividido el jardín en tres áreas diferenciadas, dos de ellas caracterizadas por la presencia de sendas fuentes. En el sector principal visible desde el acceso y en forma de jardín de crucero, se enfatiza su centro y el cruce de ejes mediante esta fuente de taza elevada sobre una columna torsa, correspondiente a la última reforma del jardín efectuada por la paisajista italiana.
Cruce de Ejes

Por lo que respecta a las plantaciones, además de setos bajos de boj, praderas y plantas de temporada, el jardín dispone de buenos ejemplares de árboles, de alto porte que le añaden frondosidad y sombra, y de frutales y arbustos que le aportan variedad y color.

lunes, 15 de abril de 2013

La cuesta de los ciegos

La Cuesta de los Ciegos
Desde abajo mas parece un trabajo de Hécules, yo eso no lo subo ni a la sillita de la reina. Si al menos hubiera un funicular como el de Montmartre...

 La escalerita de marras tenía fama de intransitable por su acusada pendiente, por lo que durante el periodo republicano, dentro de la ordenación del entorno de la calle de Bailén y con la creación del segundo viaducto, como vimos en la anterior entrada, y las Vistillas. Se dispuso un nuevo trazado para superar la excesiva diferencia de cota; en su encuentro con la calle de Segovia se diseñó una pequeña plaza de acceso con la fuente de pilón circular.




El escudo de Madrid con la Corona
de Castillo Republicana
La fuente circular del arranque de la Cuesta de los Ciegos está fechada en 1932 inexplicablemente conserva el escudo republicano de la Villa de Madrid, no obstante fue construida durante la Segunda República.



 En este momento era Jefe de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Madrid el arquitecto Fernando García Mercadal. Durante la recuperación de la Cuesta de los Ciegos entre 1991 y 1995 se intentó reparar la fuente, pero dado su estado fue sustituida por una réplica exacta realizada por los canteros municipales.
La fuente pilón

viernes, 12 de abril de 2013

El más antiguo







Justo debajo del Viaducto se encontraba la fuente de los Caños Viejos, que provenía de un antiguo viaje de agua con este nombre que recorría toda la calle Segovia y surtía a varias fuentes.

Antigua Casa del Pastor
Construida en 1650 según los diseños de Diego Sillero, alarife de la Villa, aunque situada entre las calles del Rollo y del Estudio de la Villa, después fue trasladada a su emplazamiento actual por el cantero Pedro de Nares y el alarife Alonso Carrero. Al abrir la nueva calle de Segovia en 1588 se situó adosada a la antigua Casa del Pastor , en un muro de sillería de granito con las armas de Madrid, labradas en el siglo XVII, considerado el escudo más antiguo conservado de la capital.

 
Imagen del Escudo actualmente
 
En 1848 ya había desaparecido el pilón y la nueva traída de aguas del Canal de Isabel II supuso su abandono y posterior destrucción, aunque nos como recuerdo el antiguo muro de sillería y el escudo. La Casa del Pastor se mantuvo en pie hasta los años cuarenta del siglo pasado pero se vino abajo por el deterioro que sufrió, y en 1976 fue derribada preservando el muro con el escudo.
 


Detalle del escudo
En 1990 se construyó en ese solar un nuevo edificio, denominado también Casa del Pastor, realizado por los arquitectos Francisco de Asís Cabrero, Carlos de Riaño y José Cabrero con proyecto de 1988, de tal forma que el muro y el escudo se integraron en el nuevo edificio.
El escudo de Madrid tiene su origen en la Edad Media: el oso refleja la existencia de este animal en los campos madrileños, como múltiples documentos muestran; la introducción del árbol junto al oso se debe a un pleito con el cabildo, a partir del cual el Ayuntamiento de Madrid consigue los árboles y la caza mientras que los pastos pasan a la iglesia. Las estrellas son de más difícil atribución.


martes, 9 de abril de 2013

A la tercera va la vencida

Si porque el actual es el tercer "Viaducto", así llamamos al Viaducto de Segovia. Está situado en la calle de Bailen y une el área de Palacio-Almudena con las Vistillas, superando por encima a la calle de Segovia.


El Viaducto visto desde la calle Segovia

El primer proyecto nació de la necesidad de salvar el enorme desnivel existente entre las dos colinas, y se lo debemos al primer Borbón, Felipe V, el encargo no se llevó a cabo, de modo que el proyecto de uno de los arquitectos del Palacio Real, Juan Bautista Sachetti, se queda olvidado en un cajón.

No fue hasta el reinado de José I (el de la piqueta) que se retomó el proyecto, no todo iba a ser demoler. Pero el diseño encargado a Sivestre Pérez pasa a mejor vida por falta de recursos. Una España en guerra contra los franceses no parece el mejor escenario para la edificación.

Ahora si, durante el reinado de Alfonso XII y llevando a cabo un plan de remodelación urbanística, que se llevó por delante la más antigua Iglesia de Madrid, la Almudena, que se encontraba frente al Palacio de los duques de Uceda, y que hacía que la calle Mayor se estrechara en ese punto. Eso y el interés por hacer una amplia calle que llevara desde Palacio a San Francisco el Grande, fueron los ingredientes para que por fin se iniciara la construcción del viaducto.

Imagen del primer Viaducto
Con sus 120 metros de longitud, 23 metros de altura y un tablero de 13 metros de ancho. Fue un hito de la ingeniería por la gran luz que se creó para sortear el desnivel.
Ésta vez fue un ingeniero municipal el autor del proyecto Eugenio Barrón, este puente de hierro era capaz de soportar 400 Kilos de peso por metro cuadrado.
Las obras se iniciaron en 1872 y se inauguró el 13 de octubre de 1874.

En 1931 recién llegada la II República se convoca un concurso para diseñar un viaducto más acorde con los tiempos. El fallo se retrasa hasta el año siguiente, por haber sido anulado por el Colegio de Arquitectos.

El madrileño Francisco Javier Ferrero Lluisá, arquitecto de profesión, se lleva el honor de construir el que será el segundo viaducto.

Aquí tenemos el segundo.
 
De hormigón armado pulido,calado en los machones de granito con una luz amplia sobre la calle de Segovia, de apariencia casi como la actual será el proyecto ganador.

Pero las bombas de la guerra civil y el intenso tráfico producen grietas que llevan a pensar al Ayuntamiento la posibilidad de demolerlo y construir otro en su lugar.
Para empezar, se reduce el paso de grandes tonelajes, y en 1976 se cierra al tráfico para ser restaurado durante los años 1977 y 1978.

Tras plantearse la posibilidad de demolerlo y construir otro más moderno en su lugar,al final se optó por mantenerlo, eso si la remodelación afectó a la luz, se amplía hasta los 200 metros y la altura subió otros dos. El tablero se amplió haciendo posible el incremento de tráfico, "vaya idea".


El viaducto de Madrid es una de las estampas más conocidas de la ciudad, no sólo por las estupendas vistas que permite disfrutar de los tejados madrileños, sino también por ser un lugar elegido en demasiadas ocasiones por los suicidas. Se trata de una sórdida tradición –a la que se ha puesto solución con unas mamparas de seguridad- con tanta historia como el propio viaducto.






Cuenta la leyenda que ya en el siglo XIX, una joven quiso morir porque su familia no consintió que se casara con su enamorado. Sin embargo, esta primera historia del viaducto terminó con final feliz, ya que la joven sólo sufrió algunas magulladuras, gracias a que sus faldas frenaron la caída. La joven moriría mucho después, al dar a luz a su decimocuarto hijo.


viernes, 5 de abril de 2013

La Muralla Musulmana

Retrocedemos once siglos desde la anterior entrada, caminando Mayor abajo, cruzamos la calle Bailen, y descendemos la cuesta que deja la Catedral de la Almudena a la derecha. A nuestra izquierda se extiende el parque de Mohamed I, verdadero artífice de la creación de la Villa de Madrid, dónde encuentran probablemente los restos más importantes de la muralla árabe.

Como ya dije en mi primera entrada, durante el siglo IX el Emir de Córdoba mandó edificar un recinto amurallado, que serviría de puesto avanzado para defenderse de las "razzias" cristianas que buscaban atacar la importante ciudad de Toledo. Este recinto albergaba la ciudad de Mayrit, aunque no era el único de la Comunidad madrileña, otros enclaves defensivos fueron Talamanca del Jarama, Alcalá de Henares y Villaviciosa de Odón.



Volviendo a la ciudad de Madrid, los restos de la muralla que aún se conservan están desperdigados por diferentes calles de la ciudad, incluso podemos ver restos en los bajos de locales comerciales, restaurantes, o el aparcamiento subterráneo de la Plaza de Oriente.
 
 
La solidez de su factura ha determinado la pervivencia en el tiempo de aquellos restos que no fueron demolidos por la mano humana. Construida a cal y canto unidas por argamasa, de tres metros y medio de altura, con torreones y fosos.




La muralla partía de la cara sur del Alcazar, lugar que ocupa actualmente el Palacio Real, quedándo al descubierto las caras oeste y norte, suficientemente protegidas por lo abrupto del terreno. Con sus 980 metros de longitud recluía una extensión de cuatro hectáreas. Tres eran los accesos a la Medina: La Puerta de la Vega, en la actual cuesta de la Vega, la puerta de la Mezquita, en la calle Mayor y la Puerta de la Sagra en la calle de Bailen, cerca de la Plaza de Oriente.
 
Próxima parada El Viaducto.
       


 

jueves, 4 de abril de 2013

La Bomba Orsini

Edificio desde dónde se lanzó la bomba.
Ese es el nombre de la bomba que lanzó el anarquista Mateo Morral, un joven de 26 años nacido en Sabadell hijo de familia acomodada comerciantes textiles, a la comitiva que llevaba desde la Basílica de San Jerónimo dirección al Palacio Real, al Rey Alfonso XIII y su recién desposada, la británica María Victoria Eugenia de Battenberg.

Camuflada en un ramo de flores que lanzó desde el último piso del número 88 de la calle Mayor a la carroza donde viajaban los contrayentes. Según unos, rebotó en la capota de la citada carroza, según otros chocó contra el tendido eléctrico del tranvía, desviándola de su destino. El caso es que la pareja salió ilesa, peor suerte corrieron las 28 personas que murieron y los 100 heridos a consecuencia del atentado.



Monumento a las víctimas


 Justo enfrente del edificio desde donde se lanzó la bomba se encuentra un monumento que recuerda a las víctimas de aquel 31 de mayo de 1906.               

 El original,  mucho más espectacular, fue destruido durante la segunda República, ocupando su sitio el actual que vemos en la imagen.



 

En los bajos del número 88 además podemos encontrar La conocida Casa Ciriaco, Lugar de animadas tertulias donde se reunian toreros como Domingo Ortega, Juan Belmonte, el filósofo Ortega y Gasset, escritores como Julio Camba, los pintores Ignacio Zuloaga y Sebastian Miranda o el gran madrileño nacido en Sitges Antonio Mingote.

Casa Ciriaco el mejor cocido de Madrid

Podreis degustar la gallina en pepitoria, y los martes el santo y seña de la gastronomia el cocido madrileño con sus tres vuelcos: Sopa, garbanzos y viandas. Mi amigo Ángel me apunta que las empanadillas son para enmarcar.

Buen provecho
 


miércoles, 3 de abril de 2013

Palacio de los Consejos o de los Duques de Uceda

Sin movernos del sitio, y mirando ligeramente a la derecha, vemos el Palacio de los Duques de Uceda del que hacía mención en la anterior entrada.

 Don Cristóbal Gómez de Sandoval-Rojas y de la Cerda, primer duque de Uceda, que había sucedido a su padre, el duque de Lerma como valido de Felipe III, ordenó la construcción de este Palacio.

El Palacio y en segundo plano la Iglesia del Santísimo Sacramento

El arquitecto encargado de la tarea fue Francisco de Mora, aunque la dirección de obra la llevó a cabo su sobrino Juan de Mora. (Uno de los tres Juanes de la Plaza Mayor). Y el emplazamiento fue justo enfrente de la antigua Iglesia de la Almudena, demolida al acometer la reforma de la calle Mayor con el fin de  darle más amplitud.
 
El Palacio es un caserón de traza barroca, es un edificio de manual dentro de la arquitectura palaciega madrileña del siglo XVII.  Debido a los vaivenes de la política, el Duque cayó en desgracia, y el Palacio pasó a manos de la Corona a cambio de una pensión anual. (Censo reservativo).

Mariana de Austria esposa de Felipe III y madre de Carlos II, al enviudar, pasó a vivir aquí hasta su muerte.


Palacio de los Uceda, actual Capitanía
A la llegada a Madrid del primer Borbón, Felipe V en 1701, ordenó trasladar las oficinas del Real Alcazar al Palacio, conociéndose desde entonces como el Palacio de los Consejos.

Actualmente  es la sede del Consejo de Estado junto con la Capitanía General.



 

martes, 2 de abril de 2013

Volvemos a la calle Mayor

Vista de la fachada
Continuamos camino, bajamos por la calle de San Nicolás y desembocamos en la calle Mayor. Desde aquí vemos al frente la Iglesia Arzobispal Castrense, antiguo convento del Santísimo Sacramento, que estuvo habitado por monjas Bernardas.
Fundado en 1615 por el duque de Uceda, valido de Felipe III, para uso de la familia, más adelante veremos el vecino palacio que también se construyeron.

  Después de la demolición del convento, excepto la iglesia, ésta fue adquirida por el Ministerio de defensa destinándola a Iglesia Arzobispal Castrense.  

 Construida entre 1671 y 1744 según el proyecto de tres arquitectos; el Jesuita Francisco Bautista, Manuel del Olmo y Bartolomé Hurtado García, si bien fue este último quien inició las obras dirigiéndolas hasta su fallecimiento en 1698. Tras la muerte de Hurtado, se hizo cargo de las obras Andrés Esteban hasta su conclusión en 1744, y fue consagrada al Santísimo Sacramento.


Arriba, la bóveda del crucero.
El templo es un típico ejemplo de iglesia del barroco madrileño. Su planta es de cruz latina, con una sola nave, y cubierta por una bóveda de medio cañón con lunetos en las arcadas.
 En el exterior es interesante la fachada construida en granito, con tres arcos y un bajo relieve encima de la entrada principal que representa a San Benito y San Bernardo adorando al Santísimo Sacramento.

Continuamos nuestro recorrido por el Madrid de los Austrias...