viernes, 5 de abril de 2013

La Muralla Musulmana

Retrocedemos once siglos desde la anterior entrada, caminando Mayor abajo, cruzamos la calle Bailen, y descendemos la cuesta que deja la Catedral de la Almudena a la derecha. A nuestra izquierda se extiende el parque de Mohamed I, verdadero artífice de la creación de la Villa de Madrid, dónde encuentran probablemente los restos más importantes de la muralla árabe.

Como ya dije en mi primera entrada, durante el siglo IX el Emir de Córdoba mandó edificar un recinto amurallado, que serviría de puesto avanzado para defenderse de las "razzias" cristianas que buscaban atacar la importante ciudad de Toledo. Este recinto albergaba la ciudad de Mayrit, aunque no era el único de la Comunidad madrileña, otros enclaves defensivos fueron Talamanca del Jarama, Alcalá de Henares y Villaviciosa de Odón.



Volviendo a la ciudad de Madrid, los restos de la muralla que aún se conservan están desperdigados por diferentes calles de la ciudad, incluso podemos ver restos en los bajos de locales comerciales, restaurantes, o el aparcamiento subterráneo de la Plaza de Oriente.
 
 
La solidez de su factura ha determinado la pervivencia en el tiempo de aquellos restos que no fueron demolidos por la mano humana. Construida a cal y canto unidas por argamasa, de tres metros y medio de altura, con torreones y fosos.




La muralla partía de la cara sur del Alcazar, lugar que ocupa actualmente el Palacio Real, quedándo al descubierto las caras oeste y norte, suficientemente protegidas por lo abrupto del terreno. Con sus 980 metros de longitud recluía una extensión de cuatro hectáreas. Tres eran los accesos a la Medina: La Puerta de la Vega, en la actual cuesta de la Vega, la puerta de la Mezquita, en la calle Mayor y la Puerta de la Sagra en la calle de Bailen, cerca de la Plaza de Oriente.
 
Próxima parada El Viaducto.
       


 

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