viernes, 19 de abril de 2013

Plaza de la Paja

La Plaza fue el alma de Madrid en la Edad Media. Durante los siglos XIII y XIV se convirtió en el punto comercial de la ciudad y  lugar de mercado. Sus días de centro neurálgico llegaron a su fin en el del siglo XV, cuando el rey Juan II de Castilla ordenó construir la Plaza del Arrabal, pese al nombre estaba en donde está la ahora céntrica Plaza Mayor, a la que se desplazó la actividad comercial de la villa.
 
A pesar de todo continuó siendo un lugar de cierta importancia teniendo en cuenta que era el sitio elegido como residencia de las principales familias nobiliarias de Madrid.
 
La Plaza desde abajo
 En la Plaza estaban edificados diferentes palacios, como las casas palaciegas de los Lasso de Castilla y, de los marqueses de la Romana y de la influyente familia de los Vargas, de los cuales sólo se conserva el Palacio de ésta última familia, vinculada al patriciado urbano desde la conquista cristiana de la ciudad.





 
Desde el punto de vista religioso el lugar también tuvo una gran importancia . En la plaza se llevaba a cabo una costumbre católica, que da origen a su nombre, y que fue instaurada en el siglo XVI una vez edificada la Capilla del Obispo en la cara sur del recinto. Los vecinos madrileños estaban obligados a entregar paja a los capellanes y al cabildo de la citada capilla, con la que estos alimentaban a sus mulas.

A la izquierda la Capilla del Obispo
 
En el siglo XIX, los propietarios de los antiguos palacios cedieron sus solares, de ahí su pérdida, para la construcción de viviendas destinadas a las clases más desfavorecidas, con las que obtenían rentas por alquiler.

La Plaza es un recinto de forma irregular con una pronuciada pendiente que era provocada por el barranco del desaparecido arroyo de San Pedro, actualmente el único caudal que pasa es el de coches y autobuses de la calle Segovia.

El Palacio de los Vargas y la Capilla del Obispo

 
Ya vimos que la Plaza alberga el Jardín del Palacio del Príncipe de Anglona, pero además está el Palacio del mismo nombre, más arriba el Palacio de los Vargas, la Capilla del Obispo a cuya espalda se erige la Iglesia de San Andrés, el desaparecido Palacio de los Lasso de Castilla, lugar donde se hospedaban los Reyes Católicos cuando venían a Madrid, y por último aunque no exactamente dentro de la plaza, el Colegio de San Ildefonso, el más antiguo de Madrid, data de 1543 y acogía a los niños huérfanos. Ahora famoso por ser de allí los niños que cantan los números de la lotería.

 

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